martes, 2 de enero de 2018

Un ejército de mini-robots que acaba con el cáncer

Un ejército de microrobots contra el cáncer podría habitar dentro de nuestros cuerpos; y lo mejor de todo es que son algo adorables.
La humanidad aún continúa en su eterna lucha contra el cáncer; tenemos muchos frentes abiertos, y uno de ellos consiste en usar robots para que nos ayuden. Suena bien, hasta que te das cuenta de que implica llenar tu cuerpo de microrobots contra el cáncer; entonces suena incluso mejor.

Los desafíos de controlar robots dentro de nuestro cuerpo

Llevar en nuestro cuerpo un ejército de microrobots contra el cáncer será posible gracias a un nuevo sistema de control ideado por científicos de Hamburgo
Claro, que no es una idea nueva, aquí mismo en Omicrono hemos hablado muchas veces de robots médicos; aunque casi todos los proyectos se enfrentan al mismo desafío, su control.

La manera más evidente de controlar robots en el interior de un cuerpo es usando campos magnéticos; es una solución no invasiva y que se ha demostrado que funciona perfectamente. El problema es que este método sirve para controlar una gran cantidad de robots a la vez… pero no darles órdenes individuales.
Como las piezas magnéticas de los robots son todas iguales, reaccionan de la misma manera al mismo campo magnético. Y eso, cuando cada robot puede estar en una posición diferente, es un problema. Puedes acabar cortando lo que no deberías, o con un sistema poco eficiente.

Cómo se controla este ejército de microrobots contra el cáncer

Lo que los científicos de Hamburgo han ideado es un sistema por el cual pueden controlar minirobots en nuestro cuerpo de manera individual.
Para conseguirlo, crearon unos diminutos tornillos magnéticos en las articulaciones de los robots. Primero de todo, se aseguraron de que no podían moverse con un fuerte campo magnético; pero dejaron pequeñas zonas en las que los tornillos podían moverse. 
 
A continuación, en puntos concretos superpusieron un campo magnético más debil, que rotaba los tornillos que se habían quedado libres del campo más grande. El efecto es muy curioso. Los científicos son capaces de controlar cada articulación de un robot por separado, en distintas direcciones. Es un sistema que escala muy bien, y sus creadores aseguran que podrían controlar cientos de estos robots sin problemas.


Esos pequeños robots irían metidos en una pastilla que sería inyectada en zonas cercanas al tumor; los médicos controlarían directamente a los robots, por ejemplo, para llevar semillas (pequeños implantes) radiactivas sólo a los tejidos afectados, y no a los sanos. Por lo tanto, esto calmaría algunos de los efectos secundarios del tratamiento, al afectar sólo a los tumores.
Otro posible uso está en implantes que cambien con el tiempo. El campo magnético podría cambiar la forma del implante, ajustándose mejor al cuerpo que se está sanando, por ejemplo.

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