miércoles, 15 de mayo de 2013

Controlar dispositivos del hogar con la mente


Con el propósito de mejorar la calidad de vida de aquellas personas cuyas capacidades motoras se encuentran restringidas, Florencia Peralta y Eduardo Nieva, egresados de la carrera Ingeniería Biomédica (UNC), idearon un sistema que decodifica sus ondas cerebrales, convirtiéndolas en órdenes inteligibles para comandar dispositivos del hogar. El desarrollo permite realizar acciones comunes en la vida cotidiana, como prender la luz de una habitación o encender un televisor por medio del pensamiento, en forma voluntaria. 

Su trabajo consistió en la adecuación de un sistema de interfaz cerebro–computadora (ICC o en inglés Brain Computer Interface: BCI) ya existente en el mercado y utilizado en diferentes tipos de videojuegos. 

Para que los usuarios pudieran manejar los artefactos de su casa, Peralta y Nieva diseñaron un software especial que funciona en combinación con el sistema BCI. Previamente fue necesario automatizar los diferentes dispositivos y centralizar su manejo en una plataforma, lo que constituye un sistema de domótica.

Es una vivienda que utilizando la sistematización de sus servicios ya sean energéticos, de bienestar, seguridad o comunicación funciona por sí misma. Esta integración tecnológica de los componentes del hogar pueden facilitar a las personas con algún tipo de discapacidad a mejorar su calidad de vida. 

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Una aplicación permite controlar dispositivos del hogar con la mente. (Foto: UNC)
El desarrollo de estos egresados provee una alternativa de comunicación entre el individuo y la máquina, de manera que personas con graves discapacidades motoras puedan relacionarse de manera autónoma con el entorno, a través del pensamiento. 

El conjunto ideado funciona de la siguiente manera: el dispositivo releva las señales neuronales que la persona genera mediante la meditación o la atención y el software, previamente calibrado, interpreta esas órdenes y activa el comando respectivo en el artefacto de la vivienda. 

Sus autores probaron el dispositivo con 25 personas, y el resultado fue sumamente auspicioso. El dato distintivo es la facilidad con la que los usuarios lograron utilizarlo, reduciendo en breve tiempo el margen de error en la intención que generaban sus ondas cerebrales. 

Para el futuro, el abanico potencial de aplicaciones que podría tener este desarrollo es ilimitado. Permitiría, por ejemplo, manejar una silla de ruedas, una computadora, un teclado o, en casos más complejo, un vehículo para desplazarse. 


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