viernes, 10 de noviembre de 2017

HACIA LA PRODUCCIÓN “LUCES APAGADAS” APOYADA EN ROBOTS


Tecnologías más baratas, capaces y flexibles están acelerando el crecimiento de las instalaciones de producción totalmente automatizadas. Según Mackinsey el desafío clave para las empresas será decidir cómo aprovechar mejor su poder.
 
En una planta de Fanuc en Oshino, Japón, los robots industriales producen robots industriales, supervisados ​​por un personal de sólo cuatro trabajadores por turno. En una planta de Philips que produce máquinas de afeitar eléctricas en los Países Bajos, los robots superan los nueve trabajadores de producción en más de 14 a 1. El fabricante de cámaras Canon comenzó a eliminar el trabajo humano en varias de sus fábricas en 2013.
 

Este concepto de producción de “luces apagadas”, donde las actividades de fabricación y los flujos de materiales se manejan de forma totalmente automática, se está convirtiendo en un atributo cada vez más común de la fabricación moderna. En parte, la nueva ola de automatización estará impulsada por las mismas cosas que primero trajeron la robótica y la automatización al lugar de trabajo: liberar a los trabajadores humanos de trabajos sucios, aburridos o peligrosos; mejorar la calidad eliminando errores y reduciendo la variabilidad; y para reducir los costos de manufactura reemplazando a personas cada vez más caras con máquinas cada vez más baratas. Los sistemas de automatización más avanzados de hoy en día tienen capacidades adicionales, sin embargo, permitiendo su uso en entornos que no han sido adecuados para la automatización hasta ahora y permitiendo la captura de nuevas fuentes de valor en la fabricación.



A medida que la producción de robots ha aumentado, los costos han disminuido. En los últimos 30 años, el precio promedio del robot se ha reducido a la mitad en términos reales, e incluso más en relación con los costos laborales. A medida que la demanda de las economías emergentes alienta la producción de robots para cambiar a regiones de menor costo, es probable que se vuelvan aún más baratas.




Fuentes: Iñaki Beristain, Mackinsey

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