miércoles, 29 de noviembre de 2017

Turbulencias en la industria automotriz

El uso de Internet y la telefonía inteligente ha propiciado el nacimiento de la movilidad como un servicio lo que está provocando un cambio en la industria automotriz, y es que esta propia industria ya ha pasado por tres etapas importantes:
  • Una primera etapa marcada por la producción artesanal europea a principios del siglo XX lo que produjo el auge de marcas francesas, alemanas, inglesas e italianas.
  • Un segundo periodo fue el crecimiento experimentado a mediados del siglo XX con la consolidación de Estados Unidos como el principal fabricante y mercado del mundo, representado aquí por los grandes líderes en volumen como General Motors, Ford y Chrysler.
  • La tercera etapa llegó a finales del siglo pasado, encabezada por empresas japonesas, en particular Toyota, en la que se definieron muchos de los nuevos sistemas de producción que se aplican hoy en día, como son la manufacturación esbelta centrada en la calidad, la eliminación del desperdicio y el justo a tiempo.
En la actualidad, la industria está viviendo un momento de ruptura. El siglo XXI ha traído consigo una reestructuración completa del sector donde se está experimentando un cambio radical desde el punto de vista tecnológico y social. 

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La preocupación por el medio ambiente, el abandono de los motores de combustión y alzamiento de la electrificación ya es un hecho. La estrategia de la mayoría de los fabricantes implica mayor oferta de vehículos eléctricos e híbridos en los próximos cinco años. Como ejemplos, para 2019 Volvo tiene como meta prescindir de la producción de vehículos de combustión interna. Ford, con James Hackett como CEO, apartándose de los deseos de Washington, realiza grandes inversiones en nuevas tecnologías de tren motriz y prueba de ello es su reciente asociación con la empresa china Anhui Zotye con la finalidad de producir autos 100% eléctricos bajo una nueva marca en el creciente mercado chino.

Por otro lado y de forma simultánea, la conducción autónoma se consolida en la agenda estratégica de los grandes fabricantes. En el último año se han reportado grandes inversiones en la adquisición de startups de Silicon Valley que seguramente transformarán el sector, no solo desde la nueva perspectiva tecnológica, sino con nuevos modelos de negocio centrados en la movilidad de las personas.

La mayoría de publicidad de autos a mediados del siglo pasado se enfocaba en la libertad, la flexibilidad que otorga el auto a su dueño. No obstante, el auto ha pasado de ser un arquetipo de éxito para transformarse en un servicio de movilidad. Las nuevas generaciones empiezan a ver el auto de otra forma.

Estudios recientes indican que el número de kilómetros conducidos per cápita ha ido decreciendo en los últimos cinco años. Esto se debe a que en centros urbanos de alta densidad, las familias deciden moverse en general únicamente con un auto familiar y haciendo un uso alternado con el transporte público. Por otro lado, también se está imponiendo el uso de servicios de movilidad compartida como Uber o Cabify extendiéndose en países con bajo desarrollo de infraestructura de transporte.

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El mensaje es claro: el concepto de propiedad del vehículo está cambiando. La penetración de Internet y el uso de telefonía inteligente ha propiciado el nacimiento de la movilidad como un servicio, conocida como MaaS (Mobility as a Service), la cual se prevee que alcance un valor de mercado de 7500 billones de dólares para 2025. 

Los cambios tecnológicos y sociales son los que han ido marcando el rumbo de la industria. Los incierto es la velocidad con que el mercado se adaptan a ellos, adoptando estos nuevos productos y ofertas de servicios. Esto es lo que llevará a la aparición de nuevos competidores y a una reestructuración de la industria donde habrá vencedores y vencidos.

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