El grafeno es considerado por muchos como el material del futuro. Compuesto por nanoestructuras de carbono, podría sustituir al silicio en la fabricación de semiconductores y revolucionar la informática y la electrónica dando un paso de gigante en esos campos. El problema es que sigue siendo una sustancia costosa y difícil de fabricar. Los científicos buscan de forma infatigable la manera de obtener grafeno en grandes cantidades de forma barata y eficaz, y un grupo de investigadores europeos ha dado un nuevo paso al respecto.
Han
desarrollado un método de
bajo coste para la fabricación de láminas de grafeno de varias capas. Lo
ventajoso del nuevo método es que es simple, no requiere ningún equipo especial
y puede ser implementado en cualquier
laboratorio de
cualquier parte del mundo.
El
método, desarrollado por científicos del Instituto de Química Física de la
Academia Polaca de Ciencias (IPC PAS) en Varsovia y del Instituto de Investigación
Interdisciplinaria (IRI), en Lille (Francia) puede ser otro paso prometedor
para la fabricación de grafeno a gran escala.
El
grafeno fue descubierto en 2004, al quitar las capas de grafito de carbono
utilizando una cinta adhesiva normal. “En lo que se había
desprendido los investigadores fueron capaces de encontrar laminas de un átomo de
espesor. Y eso era grafeno. Si estamos pensando en sus aplicaciones
industriales, tenemos que encontrar mejores métodos para la producción de este
material a gran escala, sin necesidad de utilizar un equipo caro y
especializado”, dice Izabela Kamińska, uno de los investigadores
del estudio.
Teniendo
en cuenta la estructura, el grafeno forma una red hexagonal que se asemeja a un
panal, con la diferencia de que la hoja de grafeno tiene el menor espesor
posible: un único átomo.
Las
propiedades inusuales del grafeno están estrechamente relacionadas con esta
estructura única. El
grafeno es casi totalmente transparente, más de cien veces más fuerte que el
acero y muy flexible. Al mismo tiempo muestra una excelente conductividad térmica y eléctrica, lo que lo
convierte en buen material para aplicaciones en electrónica, por ejemplo, para
la fabricación de pantallas delgadas, flexibles y fuertes o circuitos de procesamiento
rápido. También es adecuado como material para diversos sensores.
Los
métodos existentes para la fabricación de grafeno requieren un equipo costoso, especializado
y con complejos procedimientos de fabricación. En el nuevo método propuesto, la
maquina más compleja para producir laminas de grafeno es un limpiador ultrasónico, un equipo
común en muchos laboratorios.
Según
explican los científicos, a nivel molecular, el grafito se asemeja a un sándwich
compuesto de muchos estratos de grafeno. Estos estratos son difícilmente
separables. Para debilitar las interacciones entre ellos, oxidaron el grafito.
El polvo obtenido de este modo - oxido de grafito - se suspendió en agua
posteriormente y se coloco en un limpiador ultrasónico. Los ultrasonidos
separaron las laminas oxidadas de grafeno unas de otras y se obtuvieron escamas
de oxido de grafeno con un
espesor de aproximadamente 300 nanómetros.
Los
investigadores tuvieron que superar algunas dificultades, como la presencia de
oxigeno en los compuestos, que cambiaba las propiedades fisicoquímicas del
material de conductor a aislante.
Una
publicación que describe el nuevo método apareció a principios de este año en
la prestigiosa revista Chemical Communications. En la actualidad, los investigadores
continúan su trabajo intentando disminuir el espesor del grafeno.
Actualmente cuatro
empresas españolas se disputan el control del grafeno. Acostumbrados a ocupar los vagones de cola de la
innovación, resulta difícil creer que España
se sitúa a la cabeza del mercado global de producción de un material
llamado a ser para el siglo XXI lo mismo que fue el plástico para el XX, pero
conviene ser prudentes: no es oro todo lo que reluce.
Las
bondades del material están fuera de toda duda, aunque existe un problema: la
falta de competitividad en los precios del grafeno
frente a los materiales clásicos a la hora de embarcarse en grandes
producciones. En efecto, España ya lidera la producción europea con varias
empresas punteras. Sin embargo, el mercado es aún pequeño: el grafeno movió 9
millones de dólares en 2012. Las multinacionales productoras de artículos
masivos de consumo no se han decidido aún a dar el salto definitivo al vacío
del mercado. Se mantienen, de momento, en prudentes posiciones experimentales,
aunque -eso sí- con continuas promesas de comercialización.
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