Nada que ver con el T-1000 que aparecía en “Terminator 2″, pero MetalLíquido es el nombre del material que podría representar la gran diferencia con sus predecesores en el nuevo iPhone que presumiblemente se presentará en junio y estará a la venta en octubre. El material es una aleación de aluminio que rompería con la estética habitual del iPhone en los últimos tiempos.
Las dos primeras generaciones (en lo estético) de iPhone, la original evolucionada en 3 y 3GS, y la actual (4/4S) podrían pasar a la Historia dejando paso a un aspecto que podría recordar más a los actuales acabados de la parte trasera del iPad así como los portáiles MacBook Air, que además todo apunta a que también habrán influido en la estética de la inminente (y también ultradelgada) nueva gama Pro.
MetalLíquido es el nombre comercial de una aleación de aluminio, titanio, zirconio, níquel, cobre y otros materiales obra del Instituto de Tecnología de California, que lo obtuvo en 1992. El resultado presenta propiedades únicas de elevada resistencia contra golpes y arañazos. Apple se aseguró los derechos de uso del mismo en agosto de 2010.
Este material permite que las piezas fabricadas en él ofrezcan una precisión en su moldeado equiparable a la de la inyección de plástico, aunque el resultado esa un metal, de ahí el nombre que nos remite inevitablemente a la película de James Cameron de 1991. Los procesos que actualmente se emplean para la fabricación de dispositivos con piezas metálicas suelen acarrear que láminas de metal se doblen o se les de forma con resultados menos resistentes.
El proceso de modelado del MetalLíquido es aún nuevo y por tanto caro, pero seguramente Apple no tendrá problema con eso, ya saben qué hacer con parte de la ingente cantidad de dinero en metálico de que disponen.
Este material no es inédito para los de Cupertino, que ya lo han usado anteriormente en la herramienta de eyección de la tarjeta SIM en algunos iPad de primera generación distribuidos en Norteamérica, así como en algunas otras partes internas y pequeños componentes mecánicos de otros dispositivos.
Al parecer una de las obsesiones de Steve Jobs tenía que ver con la búsqueda de nuevos materiales aunque tendrán que andarse con cuidado en estos revolucionarios cambios para no repetir fallos estilo “antenagate”.
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