martes, 20 de octubre de 2015


Moyupi, la 'startup' que convierte los dibujos de los más pequeños en juguetes




20/10/2015 - VALENCIA
Imaginación al poder. ¿Y por qué no intentar que se haga realidad? Esto es lo que pensó Juan Ángel Medina, fundador de Moyupi, una ‘startup’ que transforma los dibujos de los más pequeños en sus propios juguetes. “Convertimos los dibujos de los niños en realidad con tecnología de impresión 3D para implicarles en el proceso de creación, para que lo sientan como algo suyo”, explica Medina.
La idea le surgió a este ingeniero de Jaén en su estancia en Alemania, donde estudiaba y trabajaba. “Vivía con niños que dibujaban monstruos y mi trabajo estaba dedicado a la tecnología 3D, entonces surgió presentar la idea a Think Big”. A partir de ese momento, todo empezó a evolucionar desde el primer muñeco hasta ahora. Hace prácticamente una semana pusieron en marcha su tienda online para poder realizar las peticiones.
La clave para poder imprimir el dibujo es que el trazado tenga un mínimo de grosor. “Los niños pequeños a veces dibujan palitos como piernas y claro, avisamos que tendrán que ser más anchos porque si no, no garantizarían el sobrevivir a las caídas”, explica. Además, también les piden que tenga apariencia infantil. “No admitimos dibujos muy elaborados, porque si fuera un adolescente o un niño que dibuja muy bien, tardaríamos en realizar el diseño dos o tres días, y en ese caso se nos iría de tiempo”.

Por lo tanto, debe tener un trazo simple y con colores. “Fuera de ahí no hay límites, pueden ser las formas que quieran”. Además, la intención es que sean muñecos de carácter exclusivo por lo que no pueden fabricar muñecos Disney, Pocoyó o Bob Esponja, aunque sí que pueden inspirarse en ellos o crear versiones modificadas. El material empleado es ABS, un tipo de plástico duro resistente. “Las piezas están huecas por dentro y les hemos hecho pruebas mecánicas”.
Para ello utilizan una impresora 3D con gran precisión que lo fabrica por capas en este plástico no tóxico y ultraresistente. Después de ser fabricado, el Moyupi pasa por un proceso de suavizado, impresión, pintura y barnizado, consiguiendo un acabado final duradero y seguro para los niños.
Aunque ha investigado el mercado, apunta a que no existen empresas de 3D especializadas en juguetes. “Aunque se lo puedes pedir no tienen un proceso estandarizado como nosotros, que vendemos por 25 euros una pieza de 8 centímetros”. Apunta a otra compañía llamada Los Hacedores, ubicada en Madrid, pero destaca que se trata de una creación a partir de formas geométricas a las que se les puede añadir diferentes cabezas o piernas con muy pocas combinaciones. “No hay en realidad creación, en ese aspecto somos pioneros”.





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