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Los billetes falsos son una plaga tan vieja como el papel moneda, y muy difícil de erradicar. Con el tiempo, las redes criminales logran imitar hasta los sistemas anticopia más complejos. El último descubrimiento del MIT, sin embargo, podría poner las cosas más difíciles a los falsificadores. Se trata de nanocristales invisibles a simple vista que marcan de forma única cada billete.Con un tamaño de apenas la billonésima parte de un metro, estos nanocristales están compuestos de diferentes metales que los hacen brillar siguiendo diferentes patrones. Cada cristal puede ser configurado siguiendo 1.000 patrones de color diferentes. Por si eso fuera poco, su aplicación también puede adoptar diferentes formas, caracteres o letras. Según el MIT, una superficie equivalente a un grano de arena puede etiquetarse con un patrón único de entre 10 elevado a 30 posibles combinaciones.
Aunque su brillo es visible bajo luz ultravioleta y un instrumental adecuado, el problema de estas diminutas estructuras es que son difíciles de identificar para una persona normal. La solución del MIT pasa por desarrollar una aplicación para smartphones que pueda escanear los patrones de color de estos nanocristales, y simplemente comprobar si el billete es falso o no.
La aplicación más obvia para estos cristales es el papel moneda, pero no es la única. Los nanocristales pueden ser aplicados de forma indeleble sobre cualquier objeto sin dañarlo, desde cajas de fármacos a entradas de conciertos, certificados, documentos identificativos u obras de arte.
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