Lucas Krauel, especialista pediátrico del Hospital Sant Joan
de Déu en Barcelona, utiliza las maquetas en 3D para ensayar las operaciones
con más riesgo para los niños. Su mayor desafío tiene nombre de cáncer:
neuroblastoma. Un tipo de tumor muy agresivo que se forma en el tejido nervioso
y se desarrolla principalmente en niños (es el tercero más frecuente en la
población infantil).
"¿Cómo podemos hacer esta operación más fácil? ¿Cómo
podemos conseguir que estos chicos salgan adelante?".
Un grupo de ingenieros de la Universidad
Politécnica de Cataluña le propuso utilizar impresoras 3D para hacer
reconstrucciones exactas de los tumores que había que extirpar. Estas maquetas
permiten a los cirujanos ensayar antes de la intervención real, conocer la
manera más efectiva de abordar el tumor, reducir el tiempo de la operación,
ganar seguridad y evitar complicaciones. "Cuanto mejor te prepares una
cirugía, más probabilidad de éxito tienes", cuenta.
Krauel no se olvida del primer éxito. Se llamaba Marc, tenía
cinco años y llevaba ya cuatro con un neuroblastoma en el abdomen. Le habían
intentado operar dos veces, pero el tumor rodeaba varios vasos sanguíneos
(entre otros, la arteria y la vena renal, la arteria hepática y la vena porta)
y no se podía extraer. Con los datos de una TAC y de una resonancia se realizó
una reconstrucción digital en 3D del tumor, de las arterias y de los órganos
afectados. La maqueta se imprimió en dos materiales: plástico duro para la
parte intocable (los vasos sanguíneos, los riñones y la columna vertebral) y
una resina blanda para el tumor.
Los cirujanos contaron con 10 días para practicar y preparar
cómo iban a enfrentarse a esa extracción. Hay que quitar más del 90% del tumor
para lograr un cambio real en la esperanza de vida del niño. Han pasado casi
tres años desde esa primera vez y el niño está curado, llevando una vida normal.
Después de Marc han venido otros cuatro niños. Todos con
neuroblastoma de alto riesgo; uno de ellos, de 11 años, tenía el tumor rodeando
la tráquea. Todos extirpados con éxito.
El equipo de Krauel en el Hospital Sant Joan de Déu se ha
convertido en una referencia en utilización de esta técnica. Son pioneros en
impresión 3D porque realmente pensan que el futuro va por ahí. “Tenemos ganas
de que esto salga adelante", explica. Solo otro hospital, el Boston
Children’s Hospital (EE UU) hace también impresiones 3D de tumores.
La impresión de cada prototipo cuesta 3.000 euros. Una cifra
que les impide ensayar todo lo que les gustaría. Están investigando para que
pueda costar 300 euros, pero los materiales son muy rudimentarios todavía.
Otro inconveniente es el tiempo. De momento, son los
cirujanos y los técnicos quienes tienen que revisar todas las imágenes que
componen la reconstrucción digital en 3D. Un proceso que les puede llevar una
semana, la impresión pueden tenerla en 48 horas.
Para avanzar más rápido se necesita un software que, a
partir de las imágenes del TAC y la resonancia, pueda hacer la reconstrucción
digital en 3D y que la tenga en media hora para poder estudiarla. Que se pueda
enviar a la impresora y tenerla en un material barato, que valga 300 euros.
Cuando se abaraten los costes y requieran menos tiempo, las
impresiones en 3D de tumores serán tan generales como las radiografías.
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